Cómo se hizo

Tanto la adaptación del libro a lectura fácil como el proceso de validación se ha llevado a cabo siguiendo la norma UNE 151301 Lectura fácil: Pautas y recomendaciones para la elaboración de documentos.

Lo primero que se realizó fue una sesión informativa donde los dinamizadores que iban a dirigir las sesiones se presentaron y explicaron el objetivo del proyecto y su duración. Así mismo se informó a los estudiantes sobre la lectura fácil, qué es, a quien se dirige, por qué se hace… Y, sobre todo, que la validación de un documento no es valorar las capacidades de cada uno de los validadores.

Después se les explicó qué es el proceso de validación, en qué consiste y cómo debe hacerse. Se les facilitaron instrucciones escritas de cómo debían proceder durante la lectura de los capítulos. En estas instrucciones se les indicaba qué debían hacer ante las dificultades de comprensión del texto y ante las dificultades con el diseño del documento. Igualmente, debían señalar si identificaban falta o exceso de información.

A continuación, se formaron los grupos de validación. Se asignaron de manera aleatoria los participantes a los tres grupos de validación.

A todos los estudiantes validadores se les administró una prueba estandarizada de comprensión lectora con el fin de determinar el nivel general de comprensión para distintos tipos de textos.

Semanalmente se reunía cada grupo de validadores con su dinamizadora. Previamente a la reunión semanal, dos de los grupos leían de manera individual dos capítulos del libro y hacían anotaciones siguiendo las instrucciones facilitadas el primer día: señalar con un rotulador fosforito las palabras que no entendieran; señalar con un bolígrafo mediante una línea vertical, los párrafos que no comprendieran; y subrayar con un rotulador de color rojo las frases que les parecieran muy largas.

En las reuniones semanales se leía de nuevo el capítulo, esta vez, entre todos. En cada párrafo se analizaba su significado, se examinaban las palabras que no se comprendían bien y entre todos se buscaba una alternativa o se definían. Mediante la conversación, las dinamizadoras observaban si la comprensión de los capítulos era correcta. Además se iban haciendo pequeños resúmenes que ayudaban a situarnos en los acontecimientos de la novela.

El último día en que los grupos de validación se reunieron, se habló sobre qué les había parecido el libro. Todos coincidían en que les había gustado, que lo recomendarían y que era un buen punto de partido para tratar temas como el derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad, la igualdad entre las personas y la autonomía personal.

El tercer grupo también se reunía semanalmente, pero en este caso no leían los capítulos previamente. Este grupo validaba el trabajo de los grupos anteriores. Su primer contacto con los capítulos era durante la sesión, en una tarea de lectura mediante el ordenador en al que se registraban los tiempos de lectura. Al final de la lectura de cada capítulo, ya validado por sus compañeros, respondían además a unas preguntas para comprobar el nivel de comprensión del texto. Tras esto, mantenían en grupo una sesión de trabajo donde comentaban los resultados. Además, también se registraron los tiempos de lectura y se recogieron respuestas a preguntas de un grupo de estudiantes universitarios con el objeto de utilizarlos como resultados normativos de referencia.

Los textos ya validados por los tres grupos de Salamanca, fueron validados por un grupo de validadores de APACE Burgos. En abril, se reorganizaron los talleres del servicio de Centro de Día y tres días a la semana se reunía un grupo formado por siete personas con parálisis cerebral con su dinamizadora.

En estas reuniones, debido a la imposibilidad lectora y/o del lenguaje de los componentes, la educadora, ha ido leyendo en voz alta cada uno de los capítulos. Semana tras semana han ido elaborando un documento con las aportaciones, y/o definiciones que las siete personas con Parálisis Cerebral han creído convenientes.

Este grupo validador de la validación tenía un aliciente extra, ya que el único sentido estimulado era el auditivo. Los primeros días fue una actividad algo difícil para los validadores, pero poco a poco, hicieron suya la historia del protagonista de la novela, y paulatinamente aumentó el interés, hasta la finalización del libro.

Por las características inherentes del grupo de APACE Burgos, la empatía con los personajes del libro, la identificación de sentimientos con Lucas y los temas tan que trata han sido las cuestiones más comentados como valoración final de la novela.

Todas las aportaciones de APACE Burgos se valoraron en Salamanca y las revisaron los dinamizadores, así como  ASPACE CYL y Javier Martín Betanzos, autor de la novela.

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