Sobre mí

Pilar Porras

La lectura siempre ha sido parte de mí, de hecho creo que no podría concebir mi vida sin ella. Quizás por eso uno de los primeros recuerdos que guardo se remonta a cuando era pequeña y en verano mi abuelo me llevaba, junto a mis hermanas, a la biblioteca que había en el parque de un pequeño pueblo salmantino: allí devorábamos libros a diario. Todavía me acuerdo de la bibliotecaria que nos atendía cada día e incluso de los listados en la puerta con un número para poder solicitar el libro que queríamos. Era tal nuestra afición por la lectura, que en casa llegamos a crear nuestra propia biblioteca con una cartilla igual a la de verdad.

Creo que esta costumbre infantil se grabó en mi memoria e influyó a la hora de elegir la carrera universitaria por la que opté: documentación. Como resultado de esta elección, marcada por mi temprana experiencia con los libros, he trabajado cerca de veinte años como documentalista en el Servicio de Información sobre Discapacidad, en el SID, de la Universidad de Salamanca. Una experiencia vital y profesional que creo que me ha aportado una especial sensibilidad hacia la discapacidad. Sin embargo, confieso que nunca imaginé que me iba a atrapar con la fuerza que lo hizo. 

Antes de introducirme en este mundo, mi conocimiento al respecto era bien lejano. Básicamente provenía de que a mi alrededor tenía al hermano de una de mis mejores amigas y al hijo de unos amigos de mis padres. Todos ellos lo que me mostraban era la fuerza de la familia, el ejemplo de superación constante, la paciencia diaria… pero sobre todo lo que transmitían era una forma distinta de ver la vida si la comparamos con cómo la afronta el resto de la gente. Con el tiempo, mi abuelo empezó a padecer la enfermedad del Parkinson y pude vivir situaciones que me hicieron comprender la paradoja de experimentar nuestro sufrimiento como familia al mismo tiempo que vivir la felicidad de estar unidos frente a la adversidad.

Con todo este bagaje, personal, formativo y profesional presente en mi mente, empecé a leer literatura cuyos protagonistas o bien tenían algún tipo de discapacidad o bien eran personas cercanas a ella. Y lo cierto es que esta experiencia lectora me atrapó tremendamente. A partir de ahí me interesé especialmente por historias en las que podía experimentar la desazón y la incertidumbre de los personajes o vivir con ellos la alegría de sus vivencias de superación personal. 

Como consecuencia de todo ello, en marzo de 2012, nació Discalibros, un blog que pretendía unir mi pasión por la lectura con uno de mis proyectos vitales: el de fomentar la sensibilización hacia el mundo de la discapacidad. Ya entonces tenía claro que con él quería dar visibilidad a todas esas personas que, en muchas ocasiones, seguían siendo percibidas por el conjunto de la sociedad con algún tipo de recelo. En este sentido, me daba cuenta de que el calificativo “discapacidad” pesaba más sobre la percepción de estas personas que cualquier otra característica de su personalidad y quería ayudar a que se vieran el resto de sus cualidades, sus virtudes, su tesón y su esfuerzo. No en vano creo firmemente que la lectura nos hace empatizar con situaciones que a priori puedan resultarnos ajenas y que es el mejor instrumento para concienciar y educar en la diversidad. Además del blog, durante el año 2018 realicé, junto a Miguel Ángel Verdugo Alonso, una recopilación de libros destinados al público infantil, juvenil y adulto que, como bien ilustra su propio título, pretende ser “La voz de la discapacidad en la literatura española”.

En otro orden de cosas, el trabajar en el SID también me ha permitido formarme en la adaptación de textos a lectura fácil. Este hecho, ha supuesto para mí el descubrimiento de una labor que ha terminado por apasionarme. Y esto es así porque me parece fundamental que todas las personas puedan ser capaces de leer y comprender un texto, ya que el acercamiento a la cultura ha de ser un derecho universal que no deje fuera a nadie. La adaptación de textos a lectura fácil se materializó el año pasado en la realización de una adaptación del libro “No creas lo que tus ojos te dicen”, un precioso trabajo de colaboración entre ASPACE Castellano Leonesa y el INICO. Este proyecto desinteresado y muy plural ha sido un proceso largo y lento, pero tremendamente estimulante y satisfactorio.  

 

 

Por otro lado, y como consecuencia de mi implicación en todos estos ámbitos, he vivido la experiencia de impartir talleres a personas con discapacidad con el fin de ampliar sus posibilidades de acceso al mundo laboral como validadores. Igualmente he impartido talleres sobre cómo adaptar textos en lectura fácil tanto a profesorado como a futuros bibliotecarios. En este sentido, estoy firmemente convencida de que todo este conjunto de vivencias personales y profesionales me ha llevado a reforzarme en dos certezas: por un lado, la consideración de la lectura como una herramienta que puede ayudar a la sociedad en su conjunto a comprender al otro mientras al mismo tiempo que refuerza valores como la tolerancia y el respeto. Además, por otro lado, creo en la necesidad de adaptar textos para que todas las personas, sean cuales sean sus capacidades, puedan acercarse a la lectura.

En definitiva, en estas páginas encontraréis reseñas que os podrían ser de utilidad en el momento de elegir un libro  pero también la forma de contactar conmigo si queréis realizar algún taller sobre literatura y discapacidad o lectura fácil, así como si pretendéis adaptar algún texto a esta modalidad de lectura adaptada o realizar clubs de lectura fácil.

Gracias a todos

Pilar

Trabajos realizados en lectura fácil, talleres impartidos.

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Organización de centros documentales, experiencia en sid, publicaciones.