August Pullman es un niño que sale muy poco de casa y cuando la hace camina siempre mirando al suelo, ocultando su cara. Tiene su rostro deformado y eso le hace ser distinto por mucho que el quiera ser un niño más. Su familia y su perra hacen su vida amigable y se refugia en ello.
Pero llega el momento de enfrentarse a la realidad ya que tiene que empezar el colegio. Auggie tiene miedo de salir de esa burbuja de protección y seguridad que le aporta su entorno y de rodearse que murmura, se da codazos y mira de una manera furtiva cuando el pasa. ¿Qué ocurrirá en el colegio donde tendrá que convivir con otros niños? La crueldad de los niños a esos años puede marcar para el resto de la vida, y más si una persona tiene el rostro deforme por lo que el miedo se incrementa porque se convertirá en la persona de la que reírse, con la que nadie querrá jugar y a la que harán el vacío.
La madurez que se adquiere día a día, el afianzar la creencia en uno mismo, el aceptarse como es… R. J. Palacios, la autora ha sabido mostrar que la sociedad admite con dificultades a las personas que son diferentes, que toda esa inocencia y permisividad que aparentamos es hipócrita puesto que no nuestro mundo está lleno de esas murmuraciones, de injusticias y de mezquindades.
Aprenderemos con August la importancia de conocer realmente a las personas si importar su apariencia externa. Gracias a su personalidad hermosa, transparente, valiente y admirable logrará pasos importantes.
"Todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo"