Hoy he descubierto el blog Retales de otras miradas que realiza el cordobés Antonio Cabrera, diplomado en Pedagogía Terapéutica por la Universidad de Córdoba es monitor de personas con discapacidad intelectual, colabora en la revista Otra Mirada y los relatos o poemas que escribe tienen como persona alguna persona con discapacidad. Acaba de publicar su primera novela en la editorial Séneca «Los bolsillos yermos».

Este libro refleja las vivencias del día a día en contacto con personas con discapacidad mezclando la realidad con el toque literario. El protagonista es Ernesto un niño sometido a la anoxia nada más nacer, hecho que marcará su futuro y el de sus padres. La dificultad de asumir la posible discapacidad intelectual de un hijo incrementa la mala convivencia en las relaciones de pareja y los sueños quee unos padres tienen para su bebé. La incertidumbre, el miedo…. Algo que sólo puede superarse con optimismo y con la lucha por la felicidad familiar y la deseada para un hijo.

Gracias a Lola por descubrirme este blog lleno de sensibilidad y ternura.
Siendo el día 2 de abril el Día Mundial de concienciación sobre el Autismo os dejo un poema de Antonio Cabrera publicado en su blog que podría estar escrito por un padre o una madre mientras observa dormido a su hijo con autismo.

EL ROCE DE TU NADA
Duermes en la ausencia de tu ser,
Sin conciencia de los otros,
Peregrino del mundo invisible,
Catador de los despojos.
Duermes sin el compromiso de la vida,
En la promesa rota del destino,
En la rima asonante del verso quedo,
Fruto del esquinazo de árboles divinos.
Duermes en el ayer de un manto hiriente,
Sin mirra ni incienso, en un lecho anónimo
De ecos sin respuestas que anidan
En pasillos de vergüenza.
Duermes sin sed de verbenas ni primaveras,
En la hambruna de un manantial enlutado
Sin reflejo de luna llena,
De manos, futuro y felicidad atado.
Duermes promiscuo del desánimo,
En el regazo de la enredadera ensimismada,
Escanciando la tortura de las etiquetas,
Que maltratan a niños sin nombre ni nada.
Duermes aislado en tierra,
Sin más porvenir que la soledad,
Eternizando niñez y fragilidad
En un borroso columpio sin estrenar.
Duermes sin sueños en el horizonte,
En la alfombra roja de afónicos grillos,
Acogiéndote tu derecho a no declarar,
Por el hecho de ser inocente de mi sonrisa mustia.

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Claudia Durastanti
novela, relaciones familiares, sordomudez